Para empezar, gemas lo son todas, tanto las piedras preciosas como las semipreciosas. Las diferencias principales entre estas gemas se dan por tres razones:
La dureza de las gemas: la dureza garantiza su durabilidad, y va del 1 al 10 siendo el diamante la única gema con el grado más alto.
La rareza o escasez de estas gemas: es decir, cuanto más difícil sea encontrarlas en la naturaleza, más alto será su precio en el mercado.
Y finalmente la perfección o belleza de estas piedras. Este factor depende del color, de la transparencia, brillo, juego de colores… de cada piedra. Cualquier cualidad óptica que la haga atractiva a nuestros ojos.
Hoy en día son consideradas piedras preciosas el zafiro, la esmeralda, el rubí y el diamante.
Las piedras semipreciosas son mucho más económicas que las preciosas puesto que también son mucho más comunes y por tanto, fáciles de encontrar. Sus características son exactamente las mismas que las de las piedras preciosas solo que en estas piedras ni la dureza ni la pureza son iguales. Existen aproximadamente unas 130 especies minerales catalogadas como piedras semipreciosas.
En el pasado, algunas gemas que ahora se consideran semipreciosas, se consideraban piedras preciosas, porque eran nuevos descubrimientos, raros y desconocidos. Es el caso por ejemplo, de la amatista, que fue una piedra muy valorada antiguamente, pero ahora ya se considera una piedra semipreciosa.